Asistimos a una mala praxis habitual en la
venta de seguros de vida o de accidentes relacionados con invalidez
y muerte por
parte oficinas
bancarias con motivo de la firma de un préstamo personal o una
hipoteca.
Estamos ante seguros que se venden de manera
agresiva, hasta el punto de que se
impone la firma de la póliza como condición de la concesión del préstamo.
La ventaja para el banco es que gana una garantía para caso de impago, además
de ganar una comisión de cada póliza vendida, siendo además la prima para una
compañía de seguros que muchas veces pertenece al mismo grupo bancario.
Choca como se facilita el acceso al seguro, en realidad se
“coloca” el seguro de vida en muchas ocasiones previa una simple
declaración de salud genérica, sin hacer en realidad preguntas sobre
enfermedades o factores de riesgo concretos.
Es muy frecuente encontrar cuestionarios de salud genéricos y
ambiguos, e incluso a veces se pretende hacer pasar por
cuestionario lo que se impone como una declaración del asegurado en relación a
su estado de salud por la que vendría a declarar que no ni ha tenido tiene
ninguna enfermedad ni problema funcional. Estas “declaraciones” son tan simples
como “ increíbles” sobre todo porque en muchas ocasiones se realizan a mayores
de 50 años, donde la probabilidad de que nunca haya tenido una enfermedad o
factor de riesgo resulta ciertamente improbable.
Para el asegurado se trata solo de un
trámite más del “papeleo” del préstamo y es ese el contexto de la contratación
que debe tenerse muy en cuenta junto a la asimetría de conocimiento, a la hora
de que los tribunales estimen o desestimen las demandas de reclamación de los
seguros de vida.
Esto puede hacer que la compañía de seguro desestime una
reclamación del seguro de vida o de accidentes con motivo de muerte o invalidez,
alegando ocultación en el estado de salud al contratar la póliza.
Es
por eso muy conveniente tener claro que riesgos corremos al firmar una póliza
ante un banco en semejantes condiciones, ya que podemos creer que estamos
cubiertos cuando en la práctica no es así.
Para
tener la certeza de que no haya problemas posteriores en caso de tener que
reclamar la indemnización prevista en la póliza debemos asegurarnos de que se
cumplimenta un cuestionario
de salud que refleje
realmente el verdadero estado de salud de los asegurados, detallando cualquier
enfermedad o factor de riesgo. Así mismo, es necesario en la mayoría de las
compañías realizar un chequeo o aportar un certificado médico sobre el estado
de salud de los asegurados.
Está claro que es muy probable que todo esto conlleve que la
operación no se lleve a cabo, lo cual va claramente en contra de los intereses
de la entidad financiera en cuestión.
Por eso, la próxima vez que
nos exija nuestro banco contratar una póliza de seguros como condición para
concedernos un préstamo, debemos de tener claro los riesgos que corremos si no
seguimos los pasos adecuados para que no nos sea rechazada después un
hipotética indemnización, y así estar seguros de que estamos protegidos.
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